MADRE MUERTE ESTÁ CERCA- CUENTO DE TERROR . PARTE 1
Como siempre, subió a su carro y después de un hondo suspiro, lo encendió. Trabajaba a unos 30 minutos de su pueblo Galicia y saliendo de allí, por desgracia, se encontró con un desfile fúnebre, tan lento que desesperó su afán, pero igual tuvo que esperar. Golpeó la puerta con la mano izquierda y se mordió levemente los labios.
― ¡Qué cosa con los muertos!― dijo, mientras encendía la radio para buscar su emisora favorita, lo extraño es que no la encontró, solo había estática, pero al fondo le pareció escuchar una voz que no se entendía, así que levantando su rostro, pudo observar como pasaba al frente la carroza que llevaba el ataúd, la franja morada no tenía ningún nombre y mientras se preguntaba el porqué de esto, le pareció escuchar un nombre entre la estática: “Marco”. Ese es su nombre y dirigió su atención a la radio tratando de escuchar, pero de nuevo solo había estática. Solo esperó que pasara el último en la procesión y aceleró. Extrañado un poco por lo que recién había ocurrido, pero por la urgencia de llegar al trabajo, los pensamientos se ahogaron en el afán, así que solo dejó que el acelerador llegara al fondo.El día de trabajo transcurrió entre los apuros de siempre, papeleo interminable, montañas de carpetas, hasta que recibió una llamada; era su madre, la cual lloraba informándole que su hermano mayor Dornam había muerto. Escuchó por un momento más, pero sin mucho agrado.
Cuando colgó, sus compañeros le preguntaron el porqué de esa cara. ―Parece que hoy los muertos quieren arruinarme el día. No voy a poder salir con ustedes esta noche a divertirme, murió mi tío Dornam― Mientras Marco se rascaba la cabeza y comentaba que nunca le había agradado su mencionado tío. Esa noche tendría que acompañar a su madre al velorio. Así que después del trabajo, condujo a casa de su madre, pensando en el terrible cuadro que se le dibujaba en la mente. Se imaginó las coronas de flores, los parientes lejanos, las caras largas, el ambiente oliendo a muerte, el féretro y al fulano rígido. Recogió a su madre, estaba vestida de luto y cuando ésta entró al carro, Marco apagó su música de siempre― Hola mamá, lo siento― pero ella respondió con llanto. Condujo en silencio por un largo rato, solo se escuchaba el monótono ruido del motor. Ella rompió el silencio. ―Por favor compórtate en el velorio. Sé que no son de tu agrado, pero es la familia. Llegaron a la sala fúnebre y se sentía como el más grande hipócrita, tratando de forzar una mueca de tristeza; cuando hubiera querido soltar una risa de burla, pues este lado de la familia no le gustaba.Escuchó que esa noche no iría ningún cura a oficiar responsos, porque parte de la última voluntad del anciano, fue que para nada quería rezos, ni clérigos, mucho menos biblias; pues él estaría mirando desde muy cerca, tan cerca que estaría presente y no exactamente se refería al rígido cuerpo― Parece que pertenecía a una comunidad de prácticas y creencias oscuras… Dicen que adoraba al diablo y a la muerte y era algo así como un líder espiritual― decían entre si unas cizañeras.
Pero qué tontería― pensó― se inventaron estas cotorras― Pero un pensamiento se le cruzó, después de sumar una y otra cosa rara en el velorio― ¿Y si fuera verdad?... Habría escuchado todo lo que le dije…― A lo mejor, algunos de esos diablos que lo seguían están entre nosotros ¡Que Dios nos ampare!― y se persignaban las asustadas ancianas.
Marco dirigió su mirada a los asistentes, buscando indicios que le señalaran a uno de los supuestos.
El viejo desapareció de la escena y él tenía que volver a casa, pues al siguiente día había trabajo. Se despidió de su madre y de uno que otro pariente. Al salir observó que al otro lado de la desolada calle y en medio de la fría noche, estaba el anciano mirándolo, pero no se atrevió a cruzarle la mirada. Sacó las llaves del carro, entre temblores y cuando se dispuso a abrir la puerta, a su lado estaba el anciano y pegó un brinco llevándose la mano al pecho como intentando evitar que el corazón se saliera del cuerpo.
―Tu eres Marco, tu tío hablaba de ti― Marco no encontró nada que decir, solo pensó que subiendo con premura al carro, estaría seguro y mientras cerraba la puerta, escuchó al vegete decir― Pronto nos veremos.
Salió a toda velocidad, gritando y maldiciendo, mirando por el retrovisor al que le tenía temblando, hasta que desapareció en la distante calle y para silenciar al miedo prendió su radio, en un intento inútil por apagar la llama del horror. Aunque cantaba, constantemente miraba por el espejo retrovisor hacia atrás; esperando encontrar en la parte trasera del vehículo el rostro cadavérico de su acosador. Así condujo hasta su casa, donde entrando se tomó algo para los nervios y haciendo un profundo análisis matemático y seriamente científico, pudo acallar sus infundados pensamientos fantasmales y así se quedó dormido.Las imágenes de:
La muerte ENLACE
Cortejo fúnebre ENLACE
Contestando celular ENLACE
Ataud velorio ENLACE
Capucha sin rostro ENLACE
Mirada ENLACE
Escribiendo libreta ENLACE
Anciano asustando gif ENLACE
Separadores ENLACE
Gif vela ENLACE
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