La Sayona mexicana. 🐚💀

Viajar es una de las experiencias más gratificantes de la vida, es disfrutar del mundo donde habitamos y descubrir las maravillas que ofrecen otras culturas... pero también sus misterios. Eso es lo que presenciaron unos venezolanos durante sus vacaciones en Cancún, México.

Si bien América Latina parece un pañuelo y crecimos escuchando las mismas leyendas, donde la Llorona y el Coco tienen los papeles protagónicos, lo cierto es que cada lugar de esta porción del continente tiene una vibra especial, una carga espiritual específica.

Era de noche y Gerardo, conocido por ser el donjuán de la familia, aprovechaba el desarrollo de una fiesta a la orilla de la playa para conquistar a lindas jovencitas locales. Su acento venezolano le daba un plus al encanto que derrochaba y muchas mexicanas caían rendidas a sus pies. Gerardo estaba teniendo una gran racha de números telefónicos, besos y uno que otro encuentro sexual casual. Así duró varios días.

Al saber que la temporada vacacional estaba a punto de acabar, el joven aprovechó al máximo todas las posibilidades placenteras a su disposición. No tenía intención de elegir a ninguna chica, sino de ilusionarlas con falsas promesas.

Al anochecer, justamente unas horas antes de partir a Venezuela y su rutina, Gerardo recibió una llamada telefónica. Era una mujer que lo seducía e invitaba a una reunión informal que celebrarían cerca de la misma playa que tanto frecuentaba. Él no lo pensó dos veces y accedió. Antes de colgar, la mexicana le pidió que mirara lo preciosa que estaba la luna, luna llena, y lo incitó a ver por la ventana. Desde la casa que alquilaron los familiares de Gerardo se alcanzaba a notar la majestuosidad del mar, las olas, las rocas...

La voz de la muchacha empezó a entrecortarse y en el hogar de los turistas se sintió un frío abrumador. Los padres y el hermano de Gerardo se alertaron. El frío era tal, que los labios de las personas comenzaron a tornarse azules.

En un momento se cortó el servicio eléctrico y todos quedaron a oscuras. A lo lejos, entre las aguas, se movía una forma fantasmal femenina. Crecía conforme pasaban los segundos. Gerardo, todavía con el celular al oído, tembló de miedo y la madre intentó cerrar las cortinas. La llamada por fin cesó y, con esto, regresó la luz y desapareció la figura terrorífica.Buscando la calma, Gerardo marcó al mismo número para contarle su vivencia a la insinuante mexicana. Ella respondió unas palabras que nunca se borrarán de la memoria de él: «cuando eres mujeriego, algunas almas en pena muestran su desacuerdo».

No era la Llorona ni algo similar. Con el paso de los años, un Gerardo más maduro volvió a suelo azteca y se enteró que aquella mujer acuática es un espíritu de una viuda que decidió suicidarse en la playa y regresa del más allá para vengarse de los hombres excesivamente promiscuos: la Sayona mexicana.

Basado en hechos reales…