Navegando entre el mar del enojo, sin rumbo fijo o permisivo.
El rumbo se ha tornado incierto, vientos de gran ira soplan las velas.
He soltado el timón de mi vida, que acto tan absurdo he realizado.
Camino como todo un errante hacia la proa del barco, enciendo un cigarrillo, inhalo y exhalo.
Mis ojos testigos de una noche que se avecina, con malísimo aspecto y desafiantes relámpagos.
Sólo digo, qué tiempo tan maldito... hasta el fuerte viento reta mi intelecto.
Procedo a soltar el ancla, mis ideas no están claras, impedir quedar a la deriva es lo que quiero.
Antiguos dioses han irritado el mar, grandes olas golpean la embarcación.
Que aberración tan cruel ¿cuál es el empeño de causar tanto estrago?
Obligado me siento de izar las velas, ante tal tormenta, en un campo vertiginosamente mudable.
El temor me inunda, mi corazón se detiene ¿qué pasa corazón adonde fue a dar tu valor?
¿A donde fue a dar la luz, de una vela que nunca fue soplada? Aún su llama, ni el viento toco.
He perdido la brújula de la tranquilidad ¿qué paso? Es algo que no tiene explicación.
¿En qué momento se detuvo aquella aguja que giraba a nuestro favor?
Esa que marcaba sin cesar el rumbo, de un sentimiento que en algún momento nos unió.
¿De qué se trata esto? Que tiempo tan bizarro y tras diverso.
¡Mar! Con tu cólera me interrogas ¿Qué quieres saber? ¿Qué puedo decir? No poseo tal explicación.
Regresame a esas aguas, donde las olas mansas golpean el barco con blando azote.
Donde el viento hace escuchar con grato sonido las ondulaciones del agua.
A esas noches donde la luna hermosea el espacio y serena nuestro espíritu.
Quiero ver de nuevo tus ojos, como estrellas sobresalientes en el firmamento.
Naveguemos en esas aguas donde abunda la paz, donde las velas podamos alzar.
Arríbame nuevamente a ese puerto seguro, que solo me da tu amor .
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 @andrades |
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