Yo, inocente, él solo entró en busca de algo que yo no sabía que era, estaba completamente aterrada, no sabía que sucedía. Me escabullí del carro como suelen hacerlo los niños a los 7 años y busqué desesperadamente a mi mamá dentro de la casa, le pregunte que estaba sucediendo y me dijo… "hija quédate en casa, cuida a tu hermana, yo me encargo".

Ella se dirigió al carro para hablar con aquel sujeto. Desde la ventana de mi habitación podía ver todo lo que sucedía, ellos dos discutiendo algo que no entendía, mis ojos solo podían ver como aquel hombre al que yo denomino "asesino" arremetió contra ella.

La amaba, estaba conmigo todo el tiempo, me permitía jugar con ella, era mi fiel compañera.

Vi todo como si fuera un campo de guerra, en mis ojos solo había distorsión, no entendía que tenía que ver ella a quien el destrozó, de un pieza entera y sólida, convirtió en seis separando todas las extremidades y la cabeza de su tronco, mi hermana vio horrorizada todo lo que ocurría y comenzó a llorar desconsoladamente, ella también la amaba, había estado con ella desde antes de su nacimiento, mis lágrimas también caían sobre mi rostro, estaba realmente confundida.

Decidí no quedarme de brazos cruzados y bajar al estacionamiento como mínimo para recoger los pedazos de ella destrozados; pobre Julieta de mi vida, pensaba en mi mente, como este hombre horroroso, asesino sin escrúpulos pudo dividirte de esta manera; no pensó en mí ni en mi hermana cuando te hizo esto, no entiendo nada.

De modo que con lágrimas en mis ojos y un nudo atravesando mi garganta comencé a gritarle:
¿Porqué descarado? has roto mi muñeca, es el tesoro más preciado que tengo, eres un malvado asesino, vete de mi casa.
Y mi mama solo procedió abrazarme y entregarle al asesino el tesoro que habitaba en el interior de mi muñeca Julieta.