Dos almas, un instante.
“El amor tiene un bello instante cuando dos seres se encuentran y quieren estar juntos, sin preguntas, sin pasados; solo el aquí, el ahora, es lo que importa”
Marie, ¡Oh, contestó!
Hola, ¿a qué te dedicas?
Joshua, ¡A extrañarte, cariño!
Al escuchar esa respuesta, -por un breve instante- Marie sintió correr por toda su espalda-columna, una ráfaga de energía, que volvía a subir a su cerebro una y otra vez; parecido al instante de un orgasmo sexual.
Hola, Marie ¿estás bien?
Oh sí, disculpa Joshua; espero no interrumpir sus labores.
Sí interrumpes, estaba tratando de redactar; pero el recuerdo de nuestro encuentro no me ha dejado concentrar. Pero suspendo, no esperaba tu presencia tan temprano.
No pude dormir, me traes medio loca, medio avergonzada;
¿Almorzamos juntos? -Yo invito-
¡Oh, gracias me honras con tú invitación! -me ducho y nos encontramos-
¿En una hora está bien? -agregó Marie-caminamos y decidimos que comer, ¿te parece?
-Está bien, asintió Joshua, empiezo a contar los minutos, cariño-
¡Saludos amigos y amigas de historias y caminos!
Marie y Joshua se conocen en circunstancias poco comunes, pero al sentirse cerca, respirar el mismo aíre y beber de la misma agua, son transformadas sus vidas, no razonan, sólo desean conocerse; la conspiración de las almas
entra en escena. Por lo general la mayoría de las parejas no saben explicar claramente cómo decidieron, luego de encontrarse, andar juntos. Los poetas y autores nos van dejando retazos literarios con la expresión “instantes”
Encuentros extraños de dos almas que en los cielos ya han decidido unirse en la tierra para cumplir una misión a través del amor de pareja.
Continuemos…
Sí señor para eso estamos, soy Marie…extendiendo la mano pregunto ¿y tú?
Joshua para servirle…él tomó la suave mano de la dama y sintió un temblor poco inusual, una experiencia kinestésica, como cuando alguien dice: está temblando, ¿sentiste?
Cuando termino el instante de trance; él preguntó: ¿qué bebes?
Oh, es agua fresca, ¿provocas de un sorbo?
Él observó con cuidado donde ella tuvo los labios y bebió del mismo lado; la mujer estuvo atenta al detalle enamorado de su nuevo cliente.
Al llegar pensé en una cerveza, ¿gustas acompañarme?
Está bien, que sean dos, -con mirada de complicidad- pues el lugar entrena a las chicas para pedir tragos más fuertes y costosos.
Por favor, cuando aparezca el mesero, di que luego pides media botella de brandy para entrar en calor.
Está bien -asintió Joshua- en ese momento aterrizo que estaba en un bar de bombilla roja, buscando una dama de compañía.
¿Qué piensas? -preguntó Marie-
Corrígeme si me equivoco, -dijo Joshua- ¿esto es un bar donde se contrata, se paga una mujer de compañía?
¡Oh, no puedo creer que seas así de inocente! -exclamó la mujer-
Llegaron las cervezas, él preguntó el valor y pago; agregando: más luego lo llamo para pedir brandy.
Está bien señor -dijo el mesero- y se alejó.
Qué piensas ahora, que abriste los ojos, cariño -dijo Marie-
Ven bailemos y conversemos de cerca, al oído…
Está bien, dijo la chica.
Regreso al momento presente, donde percibía el aroma varonil de su compañero de baile.
Paga 50 pesos al mesero, -dijo la mujer- ya lo llamamos, él traerá una factura y me dará una copia, eso vale mi libertad por sólo está noche.
Y, a ti ¿cuánto te cancelo? -preguntó Joshua-
Nada, salgamos y caminemos tomados de la mano, bebamos vino rojo, hablemos de nuestras vidas; luego me regresas a mi departamento; -así está bien-
Él por no dañar el negocio de la mujer, llamó al mesero, dijo que quería cancelar la salida de la dama y una botella de vino tinto al clima; ah, por favor tráelo y en mi presencia la destapa, gracias.
Lo que usted ordene caballero -dijo el camarero-
¿No quieres dormir conmigo? -grito bañada en lágrimas-
Por ahora no Marie, siento que no es el tiempo;
¿Entonces cuando es tu tiempo?
Mañana, cuando hayamos descansado y sin el sabor a tus embriagantes besos, veré que se me ocurre.
Horas después, al volver a reencontrarse en el pasillo del hotel, se abrazaron y suspiraron espontáneamente.
Ven -dijo Joshua- tomemos fruta fresca en la cafetería del hotel, luego salimos a buscar donde comer.
¡Oh, es una excelente idea, asintió Marie!
Nota:
La presente publicación es responsabilidad de Fernando Tellez,
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