Horacio Silvestre Quiroga Forteza (Salto, Uruguay, 31 de diciembre de 1878 – Buenos Aires, Argentina, 19 de febrero de 1937), fue un cuentista, novelista y dramaturgo uruguayo, conocido principalmente por sus obras “Cuentos de amor de locura y de muerte (1917)” y “Cuentos de la selva (1918)”. Se caracterizaba por su prosa vívida y de exponer en sus obras a la naturaleza como peligrosa, oscura y temible, especialmente para el ser humano. Su manera tétrica y a la vez romántica de escribir le otorgó el reconocimiento como el “Edgard Allan Poe” latinoamericano, y tampoco es mucho de extrañar, ya que Quiroga estuvo muy influenciado por él.

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Decálogo del perfecto cuentista

 
Muy bien, ahora que sabemos de qué irá este artículo, empezaré como he dicho anteriormente, a realizar mis comentarios reflexivos de cada “mandamiento” del decálogo del maestro Quiroga, si quieres unirte a ello, puedes dejar tus opiniones en los comentarios, estaría muy encantando de leer y comentar tus ideas, me gusta cuando las cosas se ponen interactivas. Así que conozcamos de una vez cada mandamiento realizado para los cuentistas:

 

1. Cree en un maestro —Poe, Maupassant, Kipling, Chejov— como en Dios mismo.

Creo que esto no requiere de mucha explicación; como escritores, nos gusta leer, y como lectores nos embelesamos en obras ricas para alimentar nuestro intelecto literario, sea del género que sea, sea de la época que sea, leemos porque nos encanta, y entre tanta lectura escogemos a nuestros preferidos, y entre ellos, al que siempre será nuestro alter ego, o ¿por qué no denominarlo así? Nuestro dios.

 

2. Cree que su arte es una cima inaccesible. No sueñes en domarla. Cuando puedas hacerlo, lo conseguirás sin saberlo tú mismo.

Solo leyendo y escribiendo podemos llegar a ser como nuestro dios, y después de haber pasado un tiempo, cuando menos lo esperemos, seremos la reencarnación de nuestro alter ego, al dominar sus letras y crear maravillosas historias con ellas. Es una cuestión de práctica y emprendimiento.

 

3. Resiste cuanto puedas a la imitación, pero imita si el influjo es demasiado fuerte. Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia.

Después de un tiempo escribiendo, debemos crear nuestro propio estilo de escritura. Imitar a los maestros es fundamental para ascender, así es, pero después de haber alcanzado un nivel ya experto debemos, nosotros como escritores, forjar nuestra propia marca de agua, como todo artista eso es esencial, para así destacar del resto y hacerle entender a los lectores que tenemos nuestra propia literatura.

 

4. Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón.

Si no tienes amor por lo que estás haciendo, tus escritos jamás tendrán vida, y jamás, estarás conforme con lo que escribes. Aparta todo lo que te perturba y encontrarás la serenidad y la sapiencia para escribir, al principio es terrible y bastante frustrante, pero una vez que te desenvuelvas podrás hacer lo imposible posible.

 

5. No empieces a escribir sin saber desde la primera palabra adónde vas. En un cuento bien logrado, las tres primeras líneas tienen casi la importancia de las tres últimas.

La preparación previa es esencial; el uso de borradores es fundamental antes de comenzar a escribir tu cuento o relato, sé siempre crítico contigo mismo, nunca estés conforme con el primer párrafo que escribas, cerciórate de lo que haces, corrígete y luego perfecciónate, es así como se formaron los mejores escritores.

 

6. Si quieres expresar con exactitud esta circunstancia: “Desde el río soplaba el viento frío”, no hay en lengua humana más palabras que las apuntadas para expresarla. Una vez dueño de tus palabras, no te preocupes de observar si son entre sí consonantes o asonantes.

Al encontrar en ti mismo, como ya he dicho antes, ese grado de perfección que define tu estilo particular como escritor, no es necesario que busques aprobación de que tus letras sean correctas o incorrectas. Tu manera de escribir es valiosa, porque define tu pasión por este arte, lo entenderás en tu interior, cuando veas que hay vida en tus letras.

 

7. No adjetives sin necesidad. Inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil. Si hallas el que es preciso, él solo tendrá un color incomparable. Pero hay que hallarlo.

Todo escritor sabe que escribir no es fácil, pero se puede. Cualquier persona que escriba relatos sabe que la creatividad no es suficiente, el dominio de las palabras requiere dedicación diariamente, pero cuando estás sumergido en ellas, encuentras las correctas y te sientes satisfecho por hacerlo, sin duda alguna, requiere de mucho empeño.

 

8. Toma a tus personajes de la mano y llévalos firmemente hasta el final, sin ver otra cosa que el camino que les trazaste. No te distraigas viendo tú lo que ellos no pueden o no les importa ver. No abuses del lector. Un cuento es una novela depurada de ripios. Ten esto por una verdad absoluta, aunque no lo sea.

Tus personajes son lo que tú quieras que sean, pero debes adaptarlos en una historia y darles todos los elementos que requieran para entretenimiento del lector. Recuerda que son ellos los que viven esa historia y los lectores simplemente la están leyendo, por lo tanto, debes explicar cada detalle y circunstancia que tus personajes viven para hacer más rica la lectura.

 

9. No escribas bajo el imperio de la emoción. Déjala morir, y evócala luego. Si eres capaz entonces de revivirla tal cual fue, has llegado en arte a la mitad del camino.

Muchos dirían que las pasiones nos dirigen mientras creamos arte, tal vez en algunas cosas tengan razón pero no en este caso. Las pasiones son incontrolables y pueden guiarnos a caminos equivocados mientras escribimos, no se la llevan muy bien con la concentración. Debemos mantener nuestro equilibrio para sostener nuestro enfoque y terminar nuestro trabajo, una vez hecho, podemos liberar todas las emociones y pasiones que queramos.

 

10. No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento.

Este último mandamiento es para mí el más importante. No escribas para obtener el visto bueno de los demás, escribe siempre para ti, para tu conformidad y satisfacción. Escribe como si fuera tu vida o la vida que siempre has querido, agregándole algunos toques fantásticos en caso de que fuera una aventura de fantasía. Vive y escribe siempre para ti, y si a los demás les gusta lo que escribes, excelente.

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Todo lo que debes hacer es escribir y leer

 
Las cosas más complicadas vienen después, cuando empiezas a escribir todo se ve tan fácil hasta que te encuentras con ese mundo de reglas, normas ortográficas, desvelos y frustraciones que todos en el momento de trabajar un cuento tenemos, si te llega a pasar todo eso, quiere decir que estás en buen camino de convertirte en un cuentista excepcional, y que dominarás muy pronto, el arte de crear buenas historias, eso te lo aseguro.