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Anecdota | Mi vida como Cabeza de Familia

rdsmasPosted for Everyone to comment on, 5 years ago5 min read

Recientemente mi abuelo “Chente” Velásquez murió en la Isla de Margarita (Nueva Esparta, Venezuela), tenía 70 años de casado con mi abuela Porfiria Valerio, mi padre tuvo 3 matrimonios, 2 de ellos con más de 20 años junto a sus parejas, como pueden ver vengo de una familia de matrimonios duraderos o caducables en el mediano-largo plazo, el mío ya va por 11 años en diciembre próximo.

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Me casé con Daysis Suleiman, que fue mi profesora universitaria, mi colega de trabajo, la que me obligó a madurar y la que me ha soportado todos estos años pasando por tantas cosas, que les contaré en otra serie de anécdotas más adelante. Como nos enamoramos fue extraño, de esas cosas que ocurren sin planearlo y terminan saliendo perfectas.

Resulta que Daysis era mi colega de trabajo y a la vez mi profesora en la carrera universitaria que cursaba, como vivíamos en la misma ruta, ella siempre me daba un aventón hasta mi casa en su malibú 79, y en ese trayecto, como de 9 cuadras de carretera conversábamos de la carrera, de los patronos, la vida, constelaciones intergalácticas, en fin, de todo y nada en particular.

Una tarde, por algún motivo no hubo sesión académica, tras el aventón acostumbrado, cuando me despedí, la chica del cabello revuelto y la chaqueta de cuero a pesar del calor sancarleño, me robó un beso, fue curioso e impactante, fue inocente y travieso a la vez, luego antes de que cerrara siquiera la puerta del carro se fue y me quede allí en medio de la calle, a media cuadra de mi casa, pensando ¿qué había pasado ahí?

Desde ese punto, todo fue confuso y acelerado, conversábamos mucho por mensajería, no existían los teclados qwerty, así que textear manualmente era agotador, sin embargo lo seguía haciendo, día a día.

Después vino la típica fase de visitas a su casa para “hablar” de trabajo, nadie sospechaba de mi porque era menor que Daysis y porque realmente a los ojos del mundo, eramos como espías infiltrados en una fiesta de gala, indetectables.

Un par de salidas con la familia de Daysis y la esperada noche después del viaje a la playa que me dejaron durmiendo en la casa donde ella vivía, pero, en una especie de enrejado, como buenos novios, tocó esperar todos se fueran a dormir para poder besarnos en mi celda de castidad.

Después de allí extrañamente empecé a trabajarle a Daysis en un pequeño cybercafe de su propiedad, el sitio perfecto para vernos, cuando nadie nos veía. Ya la visita del enjuto chico de doña Margarita (Así le dicen a mi mamá), empezaba a generar sospecha en el entorno familiar, pero dado el sutil carácter de mi actual esposa, nadie se atrevía a preguntar nada del asunto.

Mientras tanto en nuestro ámbito académico y laboral, nadie siquiera sospechaba, lo cual habla muy bien de nuestra capacidad de confidencialidad propia, era cómico oír como otros estudiantes o colegas de trabajo me hablaban de Daysis y yo los instaba a enamorarla a ver “que salía”, años más tarde me enteré que ella hacía lo mismo con las compañeras de clases. Nuestro escondido amorío se mantuvo más de un año en secreto, hasta que un día…

En Diciembre de 2017 Compramos un paquete full equipo y nos fuimos de luna de miel a Mochima (Sucre, Venezuela), después de un viaje en lancha por el paso el estribillo y en frente a las arenas blancas de Playa Manare, nos casamos con el mar de juez y testigo.

Al volver juntamos a ambas familias en una cena y formalizamos ante las familias nuestra unión, podría jurar que la noche siguiente con la casa solitaria, Hicimos a Sebastián, es curioso, un fin de semana de ensueño, full equipo con todo pago y terminamos encargando a la cigüeña en casa.

Meses más tarde, el 21 de Agosto de 2007 con la complicidad de mi amigo Jhonner y Janeth la secretaría de nuestro trabajo, protocolizamos ante el registro municipal, fugados como escapistas en horario de oficina, así que tenemos dos fechas de aniversario la metafísica y la seglar.

A los 19 días, el 09/09/2008 a las 6:30 AM, nació Sebastián Hernández con un grito que retumbó por toda la Clínica Coromoto (San Carlos, Cojedes) y allí se completó mi círculo familiar y me convertí en Cabecilla de esta pequeña aldea propia, La tribu de “los Daysis” como bromeamos para referirnos a nosotros mismos, como si fuéramos un matriarcado.

Once años de amoldarnos los unos a los otros, de disfrutar/sufrir, errar/aprender, Aceptar/negociar, no es fácil ser esposo, mucho menos ser padre, pero si es una experiencia única, irrepetible y que nos hace ser humanos plenos, mi hijo llevará la semilla de mi nombre y la ecuación de nuestros genes a otra familia para formar su propia minialdea y convertirse el en otro cabeza de familia del universo.

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Fuentes

Portada
las imágenes son editadas con Gimp 2.8 y Giphy



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