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ALCAHUETE - Una palabra para hoy

rocoduranPosted for Everyone to comment on, 6 years ago7 min read


**La serie *Una palabra para hoy*, son posts que buscan rescatar o dar a conocer recordar palabras del español con el fin de ampliar el léxico, mejorar el vocabulario y cultivar la riqueza de nuestro idioma. Espero que los disfrutes.**

Se recomienda ver esta publicación en modo nocturno.


¿Qué relación guarda un caballo con la palabra alcahuete? Averigüémoslo.




ALCAHUETE, TA

«Ese hombre es no es más que un alcahuete, así se lo dije».

«Para poder verme con él, mi amiga Lucía, hacía de nuestra alcahueta».

«Este es el alcahuete que lleva y trae los chismes desde el castillo». (Correveidile)

«Lo que haces es alcahuetear todos los caprichos de ese niño».



La RAE define esta peculiar palabra como:

Del árabe hispánico:

al-qawwád
, y este del árabe clásico:
qawwād
.

  1. m. y f. Persona que concierta, encubre o facilita una relación amorosa, generalmente ilícita.
  2. m. y f. Persona o cosa que encubre u oculta algo. Fueron las cortinasalcahuetas de sus intrigas.
         3. m. y f. coloq. correveidile (‖ persona que lleva y trae chismes).

Puedes consultar este y otros términos en el sitio web de la Real Academia Española.




Mi comentario:

       Recuerdo tantas veces en las que encubría a mi hermana. Yo no sabía lo que estaba haciendo, era muy niño. Ella sabía bien lo que hacía, se aprovechaba de mi inocencia para poder verse a escondidas con su novio. Ya después que entendí la movida, se le acabó la fiesta.

       La verdad, creo que he sido un alcahuete muchas veces, unas inconscientes y otras tantas conscientes, jugando a la complicidad. Cuando era muchacho, una de mis mejores amigas tenía carro, yo no. Pero yo poseía algo que ella necesitaba: el carisma para convencer a su mamá.

       Así que negociábamos esa salida, nos escapábamos en el carro a la playa o cualquier otro sitio, a fumar tranquilamente o simplemente a estar. Armábamos toda la estrategia, yo llegaba de visita, tomaba café con su madre, lo cual también lo disfrutaba mucho, y al cabo de un rato yo le comentaba de alguna sana reunión a la que debíamos ir y que me gustaría que mi amiga fuera, y ¡voila!, estábamos rodando. Algunas veces era para que ella se viera con su novio. El problema era cuando su madre también quería ir. Había que cambiar la táctica. Pero ese es otro cuento.

       Lo cierto es que muchos de nosotros hemos cumplido este papel tan moralmente ambiguo. Algunos han salido airosos en la técnica, otros han pagado por encubrir los hechos, por alcahuetear.

       En la actualidad, el uso es bastante amplio, a veces rebasa los mismos límites que propone la Real Academia Española. La palabra suena como alcagüete, y es necesario aclarar su grafía, pues en muchas cosas se ha visto mal escrita; en realidad es alcahuete, y como ya han leído, el uso más común es aquel en el que se designa a una persona que ayuda a encubrir

una acción, un plan, para que sea posible,en especial encuentros amorosos furtivos. También, como aquella persona que lleva y trae los chismes desde un lugara otro, en lo que se conoce como el correveidile (Corre, ve y dile).

       Este extraño vocablo tiene un origen bastante singular. ¿Has sido alcahuete (ta) alguna vez? Veamos de dónde viene esta maravillosa palabra.




Su origen:

       A los hispanohablantes puede sonarnos un poco raro, alcahuete no conjuga las combinaciones sonoras frecuentes del castellano. Y esto se debe a su derivación. La etimología de esta palabra se remonta al árabe hispánico, donde se pronuncia así: al-qawwád y este a su vez proviene del árabe clásico: qawwād. No es para nada extraño encontrar este tipo de fenómenos en nuestra lengua, pues de los árabes heredamos muchísimas más. Hasta aquí todo está bastante definido. Veamos para qué usaban los árabes el alcahuete.

       Los registros de uso señalan que esta palabra data desde la conocida época medieval. Si un hombre quería conquistar a una mujer casada, este “descarado” enviaba un regalo al esposo de la mujer pretendida. Pero no era cualquier regalo. Con el fin de ganarse la simpatía del marido y acercarse la esposa, regalaba un caballo, que para entonces, incluso para ahora, representaría un obsequio excéntrico; para aquel entonces era un formidable regalo, imagínese, si es hombre casado y un amigo le regala un carro, sin más, debería poner atención a su esposa.

       Esta encomienda la hacía una especie de mensajero, quien era llamado el al-qawwad, quien cabalgaba sobre el regalo para entregarlo. ¡Vaya, con estos árabes! Ya podemos establecer la relación ¿No?

       No es posible asegurar si tal práctica de galantería y caballerosidad llegó hasta los españoles. No sabemos si la adoptaron. Apenas es posible halar este hilo y ver cómo llegó alcahuete hasta nuestros días. Alcahuete se usa para designar a una persona que concierta y hace posible encuentros amorosos “ilícitos”, pero como se mencionó en líneas anteriores, el uso se ha extendido un poco más de este borde; es muy probable que en América Latina, algunas comunidades lingüísticas los asuman para equipararlo al típico adulador, hipócrita que busca un beneficio particular.




En contexto:

       Es posible seguirle el rastro del uso a esta palabra. Se estima que desde el año 1251 puede distinguirse en nuestra lengua. Nada más y nada menos que nuestro querido don Miguel de @cervantes Saavedra ya la usaba en la redacción de su entrañable novela El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, en una conversación que sostenían @don.quijote y @sancho.panza.

« —Eso es —dijo Sancho Panza—, a lo que a mí me parece, haber salido a la vergüenza.
—Así es —replicó el galeote—, y la culpa por qué le dieron esta pena es por haber sido corredor de oreja, y aun de todo el cuerpo. En efecto, quiero decir que este caballero va por alcahuete y por tener asimesmo sus puntas y collar de hechicero.
—A no haberle añadido esas puntas y collar —dijo don Quijote—, por solamente el alcahuete limpio no merecía él ir a bogar en las galeras, sino a mandallas y a ser general dellas. Porque no es así como quiera el oficio de alcahuete, que es oficio de discretos y necesarísimo en la república bien ordenada, y que no le debía ejercer sino gente muy bien nacida; y aun había de haber veedor y examinador de los tales...»
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Primera parte, capítulo XXII

       ¿Usted también ha sido alcahuete alguna vez?

       Hemos llegado al final de esta entrega de Una palabra para hoy, espero que haya sido de su agrado. Gracias por visitar mi blog, por su apoyo y su lectura. Ayudemos a preservar y difundir nuestra maravillosa lengua.


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Consideraciones a esta publicación:

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      Mi nombre es Roberto Carlos Durán, soy profesor de Lingüística y Literatura, y de español como segunda lengua.
      Me gusta escribir sobre las cosas que observo y siento. Apasionado de la narración y de la poesía.
      Mi intención es compartir contenido original y devolver a la comunidad lo mucho que he recibido. Es por ello que soy un miembro activo que busca ofrecer ayuda a quien la necesita, sobretodo en los aspectos que involucran a mi área.
      Todos son bienvenidos a este blog y espero que lo disfruten tanto como yo lo hago creando.



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