Llegó el momento
Llegó el momento de amarme más,
de perdonarme más; de aprender
a amar mis propias cicatrices.
A partir de ahora,
seré capaz de amar sólo
si llevo la libertad por bandera
y a pesar de llevar en el alma tantas
batallas peleadas; unas perdidas y otras
ganadas. Hay heridas abiertas,
muertes, sueños rotos,
esperanzas y suspiros
interminables.
Yo soy como un volcán,
pienso con el corazón y me cuesta
tomar decisiones con frialdad; bailo como
loca y canto a todo gañote, sin importarme
como se oye, me encanta soñar despierta.
Mi nombre comienza por la letra "A".
No puedo vivir sin mi té de canela
y frutas cítricas. Amo el Carpaccio de Lomito
y los besos en el cuello. Intento ser fuerte, pero
un fugaz roce me enloquece de placer. Sólo quiero
que me hagan reír, me pongan los pies en la
tierra de vez en cuando y entiendan
mis lágrimas de felicidad y las
de dolor. No me gustan las
burlas ni las ofensas,
mucho menos
las injusticias.
Hoy le declaro la guerra a mis miedos
y firmo la paz con mi corazón; ese corazón
que se convirtió en piedra de tanto dolor, lo estoy
comenzando a tallar y lo convertiré en el diamante más precioso del mundo.
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