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Mi experiencia más cercana al suicidio - Historia real

breiliPosted for Everyone to comment on, 5 years ago4 min read

Corría el año 2009, prestaba servicios a la comunidad universitaria como bombera voluntaria paralelamente a mis estudios. Mi guardia comenzó ese sábado haciendo actividades cotidianas en la estación durante el día, por la noche atendimos un servicio con paciente psiquiátrico bastante complicado que me había dejado agotada y con ganas que pasaran rápido las horas para entregar mi guardia el domingo en la mañana.

A pocos minutos para finalizar la jornada sonó la alarma que indicaba una emergencia, corrí a la ambulancia como de costumbre, sin tener mayores detalles referentes al servicio. Solo el conductor y yo atenderíamos esta emergencia, él era un teniente bastante mal geniado, por lo que no nos la llevamos bien, el camino se me hizo muy largo y silencioso a pesar de las sirenas, estaba ansiosa por llegar y prestar mi ayuda a esa persona que se encontraba en peligro mortal.

Al llegar a la escena veo con asombro una comisión policial que me daba indicios que había ocurrido un acto criminal, nos presentamos ante ellos para solicitar lo que en el argot militar llamamos el parte, nos indican que no había nada que hacer allí y que mejor nos retiráramos, eso no era respuesta para mí, mi ética me decía que no me podía quedar de brazos cruzados, debía ir más allá para saber detalles de lo ocurrido.

Pregunté al teniente si podíamos entrar a la escena por detalles del hecho, se encorvó en hombros y con tono irónico me dijo que yo era la jefa, se apartó para fumar un cigarrillo y me dejó por mi cuenta, estaba distante pero observante a todas mis acciones, como evaluándome.

Yacía en el suelo del jardín el cuerpo de una mujer madura, a medida que me acercaba a ella podía ver que presentaba signos positivos de muerte: livor mortis, algor mortis, y rigor mortis. Su lengua estaba afuera de la boca, sus ojos abiertos comenzaban a formar una capa blanca, evidentemente estaba sin vida. Su esposo me tomó del brazo y me pidió que por favor hiciera algo por ella, que hiciera todo lo posible por salvarla, su única esperanza estaba puesta en mí y yo no podía negarme.

Seguí el protocolo que indica buscar signos vitales: pulso distal, pulso proximal, respiración y reflejo pupilar, evidentemente sin resultados favorables. Les comuniqué a los familiares que no hallé signos vitales que debíamos ser fuertes y dejarla ir, me aparté de aquella dolorosa escena y les di espacio para expresar su sentimiento. Sus hijas lloraban inconsolables preguntando ¿mamá por qué lo hiciste?

Yo estaba tan conmocionada como confundida aún no sabía con exactitud qué había ocurrido, pregunté a los vecinos que se encontraban en el lugar y según me informaron la señora sufría de depresión, estaba medicada y vivía con su familia en una aparente armonía, esa mañana le pidió a su hija que fuera el refrigerador a buscar helado, aprovechando ese momento salió al balcón de su penthouse ubicado en el noveno piso y saltó al vacío, muriendo instantáneamente.

Me sentí muy afectada emocionalmente, no pude evitar empatizar con aquella familia y su dolor, le pregunté al teniente si ya era momento de retirarnos y muy cortantemente me dijo: ¿terminaste? A lo que respondí que ya mi trabajo allí había terminado, emprendimos el camino de regreso a la estación con nuestra ambulancia vacía y sin cruzar palabra.

Para la hora del regreso mi turno de guardia había concluido, volví a casa con gran tristeza, hubiera querido hacer más por ella, nada me hubiera hecho más feliz que salvarla pero al final logró su cometido, acabar con su vida terrenal. Me hizo recordar a la paciente psiquiátrica de la noche anterior y llegue a la conclusión que las enfermedades de la mente pueden ser más destructivas que las del cuerpo.



Fuente de los recursos externos:
Imágenes cortesía de Pixabay.com ambulancia, cruz de la vida, escena del crimen y edificio.

Disponible en mi sitio web https://www.ventanamagica.site/

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