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Sin miedos al romance.

caminantePosted for Everyone to comment on, 2 years ago6 min read

“Deseo que nuestra lúcida voluntad sea la mejor brújula en nuestro naciente caminar juntos; algo quizás salga mal, ahí estaré para apoyar, para aplazar si es necesario y para comprender con gestos de consideración”

Luego que se alejaron de la casa paterna, decidieron ir a vagabundear por la playa, descalzos; ambos deseaban la privacidad de una decisión interiorizada y esperada: estar juntos; por ahora sólo unos minutos. Luego ir al caribe sin miedos al romance, hacer acuerdos para sus días futuros. Louise pidió que se sentarán en las piedras, tomo la cara de su amor y dijo: discúlpame por no haber conversado antes contigo sobre el tiempo que debo apoyar la expansión de la distribuidora. Si gustas vámonos para un hotel y amanezcamos juntos; y, así cada semana caminaremos descalzos y luego nos escapamos sin ruidos ni testigos; qué te parece mi sugerencia?
No lo haremos así,-confió me comprendas dijo el caminante- corremos el riesgo de acomodarnos a esta nueva decisión tuya y, nuestro trato y deseo no se cumple. Tampoco nos escaparemos a un hotel, me dolió cuando dijiste a tus padres que el crucero debía esperar; mañana debo pagar una multa para cambiar las fechas en la oficina del crucero; ya lo tengo comprado, pensaba darte la noticia hoy.
Louise se quebrantó, bueno mi amor -dijo- mañana le pongo una fecha a mi gestión, veré cómo podemos delegar; no cambies nada hasta que acuerde con mi jefe. Prométeme por favor que todos los días cenaremos juntos y caminaremos descalzos por esta playa y estas piedras.
Si esa es tu voluntad, eso sí lo puedo aceptar -dijo el hombre-
Y, prosiguió... Por favor: no te dejes atrapar en la carrera empresarial, acuerda algunas horas al día, tantos días a la semana y unos pocos clientes; no pongas en riesgo tu bienestar y lo que decidamos en el crucero para nuestro días futuros; no te pase lo que le sucedió al monje que vendió su ferrari. Ven -dijo Louise un tanto más calmada, abrázame y dime que le pasó a ese monje-
Escucha, un prestigioso abogado americano, de esos que hacen temblar al estrado con su arrollador parlamento; de esos que son respetados en casos difíciles, de esos que miran de frente al fiscal, al juez, al jurado; con sólo la mirada convence y hace prestar atención que lo que él dice es así, es lo mejor. Era contratado principalmente por políticos en líos, por hampones bien organizados, por gentes de negocios sin escrúpulos de dejar -incluso- en la ruina hasta a su misma casa e hijos. En su buffet se generaban millones de dólares cada mes. Gastaba y vivía como le placía; mujeres a capricho desfilaban por sus sabanas, sin apegarse a ninguna. Compró todo lo que la extravagancia puede comprar. El Ferrari rojo que le caracterizaba, su interior fue hecho según sus medidas corporales; quienes lo llegaron a conocer al auto y, a su dueño quedaban impresionados.
Una calurosa mañana, mientras libraba una batalla a muerte en un juicio, con un abogado acusador; cayó cuál coco del cocotero, fulminante al suelo. Todos los presentes llegaron a creer que el infarto lo había matado. Por la seguridad del lugar, fue trasladado de inmediato al hospital donde llego sin vida, según los paramédicos. En la sala de cirugías cardiorrespiratorias lo reanimaron a la vida. Estamos al frente de un milagro dijo el cardiólogo; este hombre está pasado de peso, debe tener las arterias obstruidas. Pasaron varias semanas donde estuvo internado en una clínica cardiológica; todo lo que construyó quedó abandonado. Un servidor y amigo del buffet se encargó de lo que más pudo. Más tarde éste amigo escribiría el libro. Cuando Juan Mantle -el prestigioso abogado- regreso a la ciudad meses después donde vivió; el primer encargo a su colaborador, fue: vendé el Ferrari, eso es sólo vanidad. Luego tuvieron una serie de conversaciones donde Juan Mantle, explico que fue al Himalaya, e inicio un proceso transformador y restaurador de su vida y camino. Lo más que llegó a proteger en su tiempo diario fue su paz interior, también dijo: si tuviera un hogar, esposa e hijos, ellos serían mi segunda prioridad, tan importante como la primera. Si una persona -decía- ya tiene un ingreso financiero, que lo cuide; pero que esa actividad no lo asfixie en la carrera egocéntrica y empresarial de querer reconocimiento, abandonando su serenidad y su familia.
Querida Louise, sé que no tienes necesidad de acumular dinero. Por favor no te vayas a dejar atrapar por el prestigio laboral, descuidando lo que en verdad es importante para ti en este presente.

Después de ti, -respondió Louise- mis padres e hijos son mi alegría; he decidido ir a preparar la cena a mis padres 5 días a la semana, luego de regresar del crucero contigo; confió que no cambiemos de lugar de residencia.

Y así, los enamorados se encontraban cada tarde, cenaban, caminaban y discutían armoniosamente alguna frase o algún libro del improvisado momento. Louise inicio a ir donde sus padres, luego que salía de la oficina, él la dejaba y luego la regresaba a su casa. El viernes de esa semana, Louise llegó con el acuerdo final que hicieron con el amigo de su padre y jefe actual. Pasaría 4 horas diarias presenciales de lunes a viernes en la empresa, estaría pendiente de gestionar por messenger con su departamento de gestión hasta las 5 de la tarde. Una chica aprendiz nueva, sería entrenada por una semana más, para que este las otras 4 horas presenciales en el departamento de despacho y completar el servicio y atención al cliente.
-Cariño, concluyó Louise- cumpliré tu deseo y la fecha que ya acordaste con los del crucero-caribe; entregó una nota y una imagen a su amado: “Amor, gracias por tu amistad y compañerismo, eres uno de mis más bellos regalos que la vida me acerca”
La sensibilidad los invadió; llegaron a cenar, él pidió la botella de vino acostumbrada por los dos. Luego de la marinada con patacón y del postre; el levantó la copa, ella hizo lo mismo -él expresó-: deseo que nuestra lúcida voluntad sea la mejor brújula en nuestro naciente caminar juntos; algo quizás salga mal, ahí estaré para apoyar, para aplazar si es necesario y para comprender con gestos de consideración, cuenta con ello. Sonó la melodía -la vida es bella- y quisieron juntar sus corazones al son de las bellas letras; bailaron y vibraron, como la primera vez.

Nota: el presente compartir llega asociado a:
https://whaleshares.io/@caminante/retorno-al-amor-familiar

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