Encuéntrame una pareja
En palabras del actor Sean Connery:
“Puede que el amor no siempre haga girar el mundo; pero debo admitir que hace que el viaje sea más interesante”
Recordé cierta ocasión, cuando observé a una joven de la familia deshojando margaritas. ¿Qué haces? -pregunté-
Estoy adivinando si encontraré a mi príncipe azul, que sea igual a mí, o al menos exacto a lo que imaginó de la pareja igual e ideal.
¿Cómo lo visualizas? -quise saber-
En la clase de psicología nos dijeron que la pareja debe de ser igual a nosotros, en por lo menos 10 aspectos. Por ejemplo, -prosiguió-
1-Que él no dependa de sus padres.
2-que no le guste el futbol
3-que se goce con las películas de terror
4-Que quiera tener más de 6 hijos.
Guardo silencio, ¿tú crees que un chico así, exista?
Sí, puede existir; pero para encontrarlo debes de estar muy equilibrada en cuando a las emociones que genera cualquier atracción sentimental.
Sí, creo entender un poco, de eso también trata mi carrera.
¿Qué te dicen las margaritas? -pregunte-
¡Sólo una deshoje, me dice que no hay otro igual a mí!
¡Oh, qué curioso! -dije- ¿Has oído hablar del otro par? -indagué, queriendo alargar la conversación-
Oh, precisamente debo ver y analizar un cortometraje de ese tema, dirigido por Sarah Rozik. -Contestó la chica-
Me agradará saber que concluyes, y me despedí.
Días después, aquella joven, envió un mensaje invitándome a un café para conversar sobre el vídeo.
Al encontrarnos, me dijo: te voy a relatar como entendí el mensaje, ¡escucha por favor!
…Es la historia de amor de dos almas en busca de luz…
(Cosa extraña, comentó la mamá al padre, tú hijo no habla con desconocidos. Sabes, -dijo el padre- esos dos niños son muy parecidos, el nuestro debió sentir alguna extraña atracción.)
El niño callejero, además sucio, respondió: intentó por cuarta vez coser esta sandalia, pues de no lograrlo debo andar descalzo.
Pues, dile a tu padre que te compre nuevas, -dijo el niño rico-
No tengo padres, ni hogar, vivo en la calle. ¡oh, son hermosos los deportivos que llevas en los hombros!
De repente se escuchó un gritó que llamó la atención de todos…
Jhon, hijo -grito la mamá- corre, te deja el tren…rápido, corre…
Al terminar el acalorado relato, la joven llena de lágrimas dijo: “Ya no quiero una pareja igual a mí; quiero un amor que haga de cada día un encuentro interesante”
*Ah, se me olvidaba: al terminar la visita al hogar geriátrico, se presentó curioso final:
Una anciana bastante conflictiva, (debido al alzhéimer) nos dijo: estos dos calcetines son muy parecidos, algunos visos son desiguales; pero me los pondré, por qué vi que se esforzaron por encontrar el otro igual.
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