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Codiciar y Robar ¿un acto normal?

caminantePosted for Everyone to comment on, 4 years ago2 min read
Hubo una enseñanza en las escuelas de algunos países qué decía: “Y no codiciarás nada que le pertenezca a tu prójimo” (Deuteronomio 5:18) el novelista y dramaturgo español Benito Pérez Galdós también en uno de sus relatos escribió: “Hay en nuestras sociedades enemigos muy espantosos, a saber: la especulación, el agio, la metalización del hombre culto, el negocio; pero sobre éstos descuella un monstruo que a la callada destroza más que ninguno: -es la codicia del aldeano-” Entendiéndose como aldeano la persona común de buena fe.
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Regresando al título de este compartir, el diccionario nos ayuda con una descripción escolástica que quizás todos conozcamos: la codicia es un deseo ardiente de tener más de lo que en verdad se necesita. La sabiduría judía compara la codicia con el elemento agua, el cual no posee límites, excepto los que le pongan, ella vaga libremente y siempre busca fluir y escapar; los placeres de la mente son muy semejantes al agua. Para aterrizar en parte este concepto hay una historia de la psicología moderna.
La policía, luego de hacer seguimiento por años, logró capturar a un hombre de unos 40 años, era profesional y trabaja para una prestigiosa compañía. Pero en las noches entraba a las casas de la alta sociedad. Cuando fue detenido en su hogar, tenía una colección de monedas de oro de diferentes países y también una colección de guitarras, valoradas en más de 100 mil dólares; al ser interrogado dijo que llevaba 10 años coleccionando. En las conclusiones del juicio público, el psicólogo a cargo del caso dijo:
Este ciudadano luego de ser examinado y estudiado minuciosamente, se determina que es una persona completamente normal dentro de los parámetros de la sociología y la psicología; por tanto no representa peligro para la sociedad” El fiscal a cargo del caso, declaró como última nota de la corte: “Cuando la conciencia de la persona no logra reconocer la prohibición de codiciar y desear los bienes ajenos, es porque no se permite límites; por tanto es incapaz de auto-controlarse, declarándosele Cleptómano.
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